GLORIA, UNA PELÍCULA DE SEBASTIÁN LEILO
El
cine chileno se ha destacado en festivales internacionales, pero a
pesar de su calidad, solo una cinta ha sido nominada para el Óscar.
La
película “No” del director Pablo Larraín y protagonizada por el
actor mexicano Gael García Bernal, tiene ese mérito; en el 2012 participó en los premios de la academia como mejor
película extranjera.
Reafirmando
la calidad del cine chileno, este año la Academia de las artes
cinematográficas ha incluido nuevamente un film chileno en su preselección de películas extranjeras. Gloria, dirigida, producida y editada por Sebastián Lelio, forma parte de su vasta trayectoria como director. Ha dirigido cintas como
La sagrada familia,
con muy buena acogida de la crítica internacional, y Cero
documental sobre el ataque a las torres gemelas en Nueva York.
Gloria
se basa en la vida de una mujer madura y soltera, que sufre la
reciente independencia de los hijos. Enfrentando su soledad y al
margen de los estereotipos de madre y abuela abnegada, decide romper
con la monotonía, disfrutar y vivir nuevas experiencias que sacien
un poco sus carencias. Gloria asiste a un club de solteros y es allí
donde conoce a Rodolfo.
Los
personajes de Gloria y Rodolfo son protagonizados por Paulina García
y Sergio Hernández, dos actores de probada carrera en la
televisión, el teatro y el cine chilenos y quienes cuentan con
numerosos reconocimientos a nivel nacional e internacional. García
recibió el premio como mejor actriz en el reciente Festival de
Berlín por su papel protagónico en Gloria. Hernández por
otro lado, tiene en su haber una docena de películas y ha colaborado
con los más importantes directores chilenos y europeos. La crítica
lo cataloga como un actor de gran aplomo y sensibilidad.
En
Gloria se tratan las intrincadas relaciones de parentesco: el amor,
la familia, el deseo, las relaciones inconclusas, encuentros y
despedidas. Gloria es tímida e insegura a veces, atrevida y
orgullosa otras. Aunque no es una mujer exuberante, destila
coquetería y sensualidad. En esta etapa, se convierte en una
especie de hedonista buscando el placer donde sea que se encuentre,
bebe en exceso, fuma mariguana a diario, disfruta el sexo casual y
el baile. Rodolfo es poco comunicativo y misterioso. Hace un
convincente papel de hombre divorciado, honesto y noble y representa
a su vez el personaje antagónico. Una de sus particularidades es
desaparecer y regresar dos días después pidiendo perdón por su
ausencia.
Si
bien la película es lenta a ratos -hay escenas largas e
interminables que no añaden a la trama- la música aporta cierta
dinámica y sentido reflejando las emociones y quizás los
pensamientos de Gloria que canta a todo pulmón o tararea baladas en
su carro. Los diálogos, aunque simples y coloquiales, revelan la
personalidad de los personajes y en una escena en particular, se
aprecia la improvisación de la actriz expresando su opinión acerca
de la situación de su país.
Al
final Gloria ríe y ríe como una niña traviesa. El filme se
desarrolla de una forma cíclica, empieza y termina allí en la sala
de baile donde baila -sin temor al ridículo- al son de la
canción Gloria de los años ochenta. Sugiere quizás la culminación
de una vivencia y el inicio de otra, una asignatura pendiente en
búsqueda de la felicidad que debe repetirse hasta domar y dominar.
P.D. de última hora. Gloria no fue incluida y no participará como mejor película extranjera en los premios Óscar.
P.D. de última hora. Gloria no fue incluida y no participará como mejor película extranjera en los premios Óscar.
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