Todo vuelve a su ritmo inicial: el cruce cultural en la diáspora.
La cinta Crossover dreams (1985) del director León Ichaso es un drama ligero y más comercial que las últimas cintas que hemos visto, algunas colmadas de polémica, intelectualidad y existencialismo, un retrato más de un inmigrante tratando de sobrellevar o sobrevivir o sobresalir. En este sentido Crossover tiene interpretaciones que se refieren a el paso de una situación a otra, una transición. Al mismo tiempo un cruce musical, es la combinación de dos géneros como es el caso de Rudy adaptando su estilo salsero a un público más anglosajón, pero al mismo tiempo haciendo un cruce personal, una nueva vida y personalidad en la sociedad americana.
Ichaso, como dice Garc'ia Borrero en el artículo del ENDAC "… parece un creador al cual le atormentan los personajes superados por el drama de la vida […] así como los problemas que genera la inserción en una cultura ajena…" Es el caso de Rudy Veloz, protagonizado por el canta-autor Rubén Blades quien hace el papel de un inmigrante puertorriqueño en la ciudad de Nueva York, en los años 80´s.
Por otro lado me hubiese gustado que la cinta fuera en español o al menos que se hablara más español, aunque sé que ello depende de otros factores como la organización que apoya financieramente la iniciativa. También es posible que Ichaso quisiese retratar a un inmigrante más establecido, más involucrado en la sociedad y la cultura americana y no un recién llegado como en el caso de Roberto en el film El super (1979), también dirigido por Ichaso junto a Jiménez Leal. Recuerdo con horror la película Lost City en la que Andrés Arturo García Menéndez, mejor conocido como Andy García, es protagonista y en la que se presentan un Fidel Castro y un Che Guevara anglo parlantes.
Rudy al igual que Andy, cambia su nombre a uno más americano y pronunciable. Es uno de los requisitos para triunfar y conseguir el codiciado american dream, que se traduce en hacer más dinero del que se necesita para vivir dignamente, y derrocharlo en hedonismos, placeres exagerados y una vida que se vuelve una hipérbole. En el caso de Rudy el american dream, el cruce lo distancia de lo propio, lo auténtico, lo genuino de su identidad.
Artísticamente, Rudy se aleja de su música, la salsa, por un sonido y un ritmo más acordes con los tiempos. Hace el crossover, desconectándose con la esencia latina en su música. Así permite que su trompetista sea reemplazado ("let the gringo do the latin solo") por un saxofonista americano. Por otro lado un instrumento más americano (banjo, armónica) pudiese haber marcado con mayor ímpetu la idea de la desconexión, la pérdida de la autenticidad de Rudy con su música. Just an idea!
En el plano personal, Rudy pierde su identidad para adoptar la imagen de un músico exitoso y más americano, y se aleja de "lo suyo": termina con su novia, alquila un apartamento fuera del barrio de Harlem donde siempre vivió, discute y se separa de los amigos.
El sol sale, pero pronto se oculta para Rudy. Tiene un ascenso y un descenso veloz como su apellido. People like me don´t get a second chance. Ha perdido a la mujer de su vida. Está arruinado. Ha perdido el norte.
La memoria de su mentor lo motiva a retornar a su esencia bajo el ritmo de Todo vuelve.
Rudy vuelve a sus humble beginnings. Recobra su autenticidad. Retoma sus raíces y disfruta ahora el color, el sabor de su verdadera identidad. León Ichazo en Crossover Dreams dirige una película de corte comercial, convencional y sin compromisos, alejada de las polémicas políticas del exilio cubano y que refleja su propio crossover cultural tal como el protagonista de su filme, aunque con diferente desenlace.
Quedan pendientes otras películas del prolífero director cubano - americano León Ichaso en las que retrata las vidas de personalidades puertorriqueñas: Piñero (2001), El cantante (2006). Americanas: Hendrix (2000) y Alí (2000) y cubanas: Paraíso (2009).
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