EN BUSCA DE UN BUEN CAFÉ
Después de cuatro días de lluvia, aprovecho un claro en el cielo para salir del encierro. Los autos van de prisa por la intersección de Flagler y Miami Avenue. Espero paciente la luz peatonal. La mano roja del semáforo sugiere no cruzar (además de los carros que pasan volando, claro) Doy un paso atrás y me alejo de la calzada evitando ser atropellada. No es ninguna garantía.
A mi lado hay un carro blanco que se dirige en mi dirección. Hacia el oeste. Se ilumina el hombrecito blanco indicando que es el turno de los peatones, por ende, mi turno de cruzar. Una mujer acelera y frena a centímetros de mí.
–No ves la luz... ¡estúpida!-- me grita.
Bienvenidos a Downtown Miami.
No dejo que su apreciación arruine mi ánimo. Después de todo, hoy salió el sol. Los vehículos cruzan donde no deben, estacionan donde no pueden, suben y bajan pasajeros y mercancía en cualquier esquina. Cruzo Miami Avenue y en Flagler entro a mi destino: Roho Cuban Café.
Desde hace unos meses, hay una proliferación de cafés. Algunos han sacado sus mesitas a la acera lo cual es una novedad en downtown. En Flagler solo, está La Provenve, Cafecito, Starbucks además de varios restaurantes como Tre, NY Bagel Deli, Lime que hacen del centro de la ciudad de Miami un lugar más humano, más amigable, menos áspero.
Roho ocupa un local de esquina. Tiene una terraza abierta y techada con sillas de mimbre, decoración de tonos cálidos y dibujos alegóricos a Cuba y la cultura cubana. Adentro está la barra y la cartelera con los tipos de café disponibles. De comer ofrecen croissants, sandwiches, empanadas, ensaladas, postres y ¡tabacos cubanos! Tiene hasta una esquina de vinos. Son las diez de la mañana, así que ordeno un cortadito descafeinado.
Tomo asiento en la amplia ventana frente al edificio todo de coral de lo que fue Burdines, "The Florida store", ahora Macy's. Desde aquí veo en primera fila el ajetreo del centro: UPS despachando paquetes, un camión entregando vegetales al restaurante contiguo, policías mal parados que cruzan a tomar café e indigentes.
La música dentro de Roho es pachangosa - es la primera palabra que se me ocurre y creo que aplica bien- “El tirante de hierro” es el coro de la canción que suena. No Buena Vista Social Club; no Compae Segundo o Benny More.
El muchacho que prepara los cafés, detrás de una maquinón rojo y enorme, lo hace con entusiasmo. Quizá eso los hace extra especial. Viene con "la azúcar del café" me advierte, no vaya a ser que yo lo intervenga y lo arruine. Espera que lo pruebe. Pregunta si está bien así.
Al probarlo solo se me ocurre un adjetivo para describirlo: ¡beautiful!
Doy pequeños sorbos. No quiero que se acabe. Pero igual dura poco, muy poco para lo bueno que está.
El cielo claro se nubla. Tal parece que seguirá lloviendo. Debo salir corriendo. Pasará un par de horas antes de que despeje de nuevo. Los peatones apresuran el paso. Surgen algunos paraguas.
Ordeno otro café. Esta vez es un capuchino largo. ¿Para llevar?
Dudo un segundo antes de responder.
Para quedarme...
Me acomodo en un sofá.
Escribo ésta nota. Recibo el chaparrón con los brazos abiertos.
A mi lado hay un carro blanco que se dirige en mi dirección. Hacia el oeste. Se ilumina el hombrecito blanco indicando que es el turno de los peatones, por ende, mi turno de cruzar. Una mujer acelera y frena a centímetros de mí.
–No ves la luz... ¡estúpida!-- me grita.
Bienvenidos a Downtown Miami.
No dejo que su apreciación arruine mi ánimo. Después de todo, hoy salió el sol. Los vehículos cruzan donde no deben, estacionan donde no pueden, suben y bajan pasajeros y mercancía en cualquier esquina. Cruzo Miami Avenue y en Flagler entro a mi destino: Roho Cuban Café.
Desde hace unos meses, hay una proliferación de cafés. Algunos han sacado sus mesitas a la acera lo cual es una novedad en downtown. En Flagler solo, está La Provenve, Cafecito, Starbucks además de varios restaurantes como Tre, NY Bagel Deli, Lime que hacen del centro de la ciudad de Miami un lugar más humano, más amigable, menos áspero.
Roho ocupa un local de esquina. Tiene una terraza abierta y techada con sillas de mimbre, decoración de tonos cálidos y dibujos alegóricos a Cuba y la cultura cubana. Adentro está la barra y la cartelera con los tipos de café disponibles. De comer ofrecen croissants, sandwiches, empanadas, ensaladas, postres y ¡tabacos cubanos! Tiene hasta una esquina de vinos. Son las diez de la mañana, así que ordeno un cortadito descafeinado.
Tomo asiento en la amplia ventana frente al edificio todo de coral de lo que fue Burdines, "The Florida store", ahora Macy's. Desde aquí veo en primera fila el ajetreo del centro: UPS despachando paquetes, un camión entregando vegetales al restaurante contiguo, policías mal parados que cruzan a tomar café e indigentes.
La música dentro de Roho es pachangosa - es la primera palabra que se me ocurre y creo que aplica bien- “El tirante de hierro” es el coro de la canción que suena. No Buena Vista Social Club; no Compae Segundo o Benny More.
El muchacho que prepara los cafés, detrás de una maquinón rojo y enorme, lo hace con entusiasmo. Quizá eso los hace extra especial. Viene con "la azúcar del café" me advierte, no vaya a ser que yo lo intervenga y lo arruine. Espera que lo pruebe. Pregunta si está bien así.
Al probarlo solo se me ocurre un adjetivo para describirlo: ¡beautiful!
Doy pequeños sorbos. No quiero que se acabe. Pero igual dura poco, muy poco para lo bueno que está.
El cielo claro se nubla. Tal parece que seguirá lloviendo. Debo salir corriendo. Pasará un par de horas antes de que despeje de nuevo. Los peatones apresuran el paso. Surgen algunos paraguas.
Ordeno otro café. Esta vez es un capuchino largo. ¿Para llevar?
Dudo un segundo antes de responder.
Para quedarme...
Me acomodo en un sofá.
Escribo ésta nota. Recibo el chaparrón con los brazos abiertos.
Muy linda postal de un Miami que pocos ven
ResponderEliminarAhora que dices postal, me encanta fotografiar Downtown. Siempre descubro un rincón nuevo,
ResponderEliminarsiempre aparece un personaje interesante.
Gracias por tu comentario Claudia.
Lindo relato!
ResponderEliminarSe me hizo agua la boca con ese cafe!
Me gusta este retrato de un momento cotidiano en la vida de alguien que tiene claro que es urgente y que es IMPORTANTE!
ResponderEliminarGracias por sus feedbacks. Ojalá mis relatos las persuadan a visitar, conocer, experimentar algunos de los lugares de esta maravillosa ciudad.
ResponderEliminarLa narrativa fantástica, me he tomado un café con la redactora y la cotidianidad de la ciudad vista desde el ventanal me transporto sin necesidad de imágenes... el relato me supo a (poco) al igual que el primer café... Felicidades.-
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